jueves, 25 de febrero de 2010

La calle y sus historias...


Detrás de tanta rutina, prisas y no vivir el presente por tener la mente en el futuro, hay muchas historias. Solo hay que abrir los ojos y ver que en cada esquina hay alguien dispuesto a abrirte las puertas de su vida.

El lustrabotas, limpiabotas como lo queráis llamar, lleva trabajando en la calle durante años. Los primeros aparecieron en el siglo XIX y desde entonces se ha convertido en un icono de la mismísima Gran Vía madrileña.

¡Hay qué ver! ¿Por qué las bonitas tradiciones se van perdiendo y solo nos quedamos con las que nos manchan la reputación? ¡Cómo me gustaría haber andado por ese Madrid de los años 50 un domingo por la tarde y ver filas de lustrabotas, puliendo los zapatos de los caballeros recién salidos del cine y dispuestos a tomarse un café para presumir de unos zapatos impecables. Pero como veis ni cines, ni cafeterías y casi ni lustrabotas.

Aun así siempre habrá historias por descubrir, aunque estén escondidas en recónditos callejones. Siempre estarán esperando a alguien que deje las prisas, los atascos y los agobios por cinco minutos y les preste atención.

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